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- Entrar a casa por un túnel
El otro día contaba Valeriano el de Villaverde de la Cuerna (uno de los pueblos más altos de la provincia)que recordaba cómo muchas veces tenían que hacer túneles en la nieve para entrar en casa. Vi muchas cejas arqueadas de incredulidad, bocas que aseguran que son leyendas sin necesidad de decir ni palabra, basta con ver cómo te miran, ahora que el tiempo de la tele y los monigotes de los móviles anuncian nevadas terribles en cuanto se pone blanca la barba de Papá Nöel. Pero no eran leyendas. Claro que hubo parturientas que las tuvieron que sacar sobre una escalera mientras los vecinos se turnaban para espalar, claro que hubo que estuvo enterrado una semana en la nieve del corral pues era imposible llegar al cementerio, claro que había que entrar en casa por un túnel... mira la fotografía y piensa por dónde van a hacerlo si no. - Tras seis años, Cervezas Colmo despide su proyecto con una fiesta en el antiguo Matadero de Ponferrada
Ponferrada volverá a convertir el antiguo Matadero Municipal del Puente Boeza en epicentro cultural el próximo 23 de diciembre de 2025. Ese día, de 18:00 a 24:00 horas, Cervezas Colmo celebrará su sexto aniversario con una gran fiesta que servirá como acto de despedida del proyecto, después de seis años dedicados a la elaboración de cerveza artesana y a la divulgación de la cultura del centeno y el teitado en el Bierzo. El evento busca agradecer el apoyo recibido durante este tiempo y ofrecer una despedida festiva en vísperas de la Navidad. Para ello, la marca ha diseñado una propuesta que combina cerveza artesana, gastronomía y música en directo, con artistas vinculados a la trayectoria del proyecto. Los asistentes podrán degustar cervezas Colmo servidas en barril, cócteles elaborados a partir de cerveza y una oferta gastronómica ideada para la ocasión por el cocinero Pablo Arias, formado en el Basque Culinary Center, quien ha planteado una propuesta pensada para compartir de manera informal dur - Zapatero: de León a Caracas
En torno a José Luis Rodríguez Zapatero se cuentan muchas historias. Algunas ciertas y otras decoradas con cierto boato recargado de grandes dosis de realismo mágico; cotilleos que no por ello tienen que ser mentira. En la rumorología costumbrista conviven las certezas verídicas con los espejismos legendarios. En mi memoria personal las que más relucen son dos pinceladas que dibujan el cuadro histórico del retrato de ZP. El primero de ellos siempre me lo cuenta un familiar, una leyenda que proyecta al fantasma de las Navidades pasadas del expresidente del Gobierno. Recrea a un joven militante socialista todavía sin sus míticas y pobladas cejas, que trabajaba haciendo papeleo en la sede del PSOE de León. Presuntamente, Zapatero aprovechaba su posición de botones para hacer acopio de documentación confidencial con el fin de utilizarla en el futuro. Elucubraciones que suenan a conspiraciones para no dormir. Sin embargo, no deja de haber similitudes entre las carreras políticas de Pedro Sánchez y él, p - La noche de Robe
En el calendario secreto del alma humana hay una sola noche que lo contiene todo, como un cofre donde duermen las edades perdidas y las primaveras que aún no hemos vivido. Esa noche es la de San Juan. En ella el mundo parece detenerse para escuchar cómo arde el corazón del hombre. La llamarada asciende como un sol domesticado, creado por manos humildes para que la oscuridad no nos venza del todo. En ese fuego se consumen las derrotas, los silencios sin respuesta, los amores que se marcharon sin avisar, y también los versos que Robe ha ido dejando caer sobre la vida como brasas que se resisten a apagarse. Si hubiera que elegir la banda sonora del solsticio humano, sería una canción suya. Tal vez 'Del tiempo perdido', el corazón melancólico de Destrozares, un disco que -como las vidas de verdad- avanza entre sombras, tropiezos y silencios hasta que, sin previo aviso, este tema surge como un rayo de esperanza. Una balada que no se escucha: se habita. Una canción para todas las noches de San Juan y para todo - Manos de musgo
Ir a musgo era, por estas fechas, la principal tarea de los niños en aquel ayer en el que la Navidad no eran luces y luces y más luces, sino un hermoso teatrillo en el que, a base de imaginación y de ternura, se recreaba el nacimiento de un niño pobre, que, andando el tiempo, llegó a ser la Luz de Dios que transformó la miseria en moneda de salvación. ¡Casi nada! Nadie, ni antes ni después, (y mira que había habido gente valiosa) había conseguido «redimir» a la humanidad y liberarla de un más allá que, por incierto, suponía la entrada en un abismo. Se trataba, pues, de reproducir el humilde escenario del nacimiento de un ser humano, como usted y como yo, hijo de una familia de campesinos pobres, y que se veía obligada a viajar a precario para cumplir con una acto de obediencia civil. Fácil de entender. Fácil de creer. Y suficiente para, a partir de aquello, concebir la esperanza de que, a poco que se consiguiese no hacer demasiado mal, a la hora de la muerte habría una salida digna para pasar
16/10/1997 